La carne de pollo es muy nutritiva y alta en proteína. Tiene un color más claro que otras carnes, como la de gallina, lo cual se debe a su crianza más controlada y menos ejercicio. Esta claridad de color también nos indica que tiene un sabor más suave. A medida que los pollos crecen en condiciones específicas y limitan su movimiento, desarrollan menos compuestos aromáticos en sus músculos, lo que resulta en una carne menos intensa en sabor. Sin embargo, su textura tierna y su versatilidad en la cocina la hacen una opción popular y apreciada en muchas culturas culinarias.
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